El reciente anuncio del presidente Xi Jinping sobre la exoneración de visado para ciudadanos de Perú y otros países —por estadías de hasta 30 días— no es un simple gesto de buena voluntad. Es una maniobra fina dentro del tablero de la diplomacia económica global. En pleno escenario de guerra arancelaria y tensiones comerciales entre potencias, China apuesta por una política de “puertas abiertas” para ampliar su influencia y dinamizar el intercambio multilateral.
Desde la perspectiva del comercio internacional, esta medida apunta a facilitar la movilidad de actores clave: empresarios, inversionistas, tecnólogos, académicos y autoridades comerciales. Es decir, a acelerar el soft landing de capital humano y financiero hacia el gigante asiático. China está dando una señal bursátil potente: quiere inversión, quiere consumo, quiere alianzas.
No es casual que el Perú esté incluido. Somos el país sudamericano con mayor presencia de vehículos y marcas chinas en el mercado interno, un termómetro claro del posicionamiento comercial sostenido. Estuve recientemente en Chile y Argentina, donde la presencia automotriz china es significativamente menor. Esta diferencia no pasa desapercibida para Beijing.
Desde el ángulo bursátil, esta apertura podría generar impactos positivos en sectores logísticos, agroexportadores y de servicios con potencial de internacionalización. La desregulación parcial del acceso físico al mercado chino puede traducirse, a mediano plazo, en mayores flujos de inversión extranjera directa (IED), alianzas estratégicas con conglomerados asiáticos, y dinamización de la balanza comercial.
El Perú no puede ni debe anclarse a una visión unipolar. En un sistema internacional en transición, la neutralidad activa y la diplomacia económica multivectorial son claves. No se trata de escoger entre Oriente u Occidente, sino de fortalecer nuestra autonomía estratégica. Nuestra política exterior debe estar al servicio del desarrollo nacional, no de bloques ideológicos.
Una noticia que trasciende lo migratorio: es una señal geoeconómica que debemos saber leer, y sobre todo, aprovechar.
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